Es una infección de transmisión sexual causada por piojos púbicos que corresponden a la familia arthtropoda, subfamilia mandibulata, clase insecta. Su transmisión se ha relacionado con malas condiciones higiénicas.
Los piojos poseen una cabeza pequeña / cuadrada, con antenas y dos ojos. Disponen de dentículos que les permiten fijarse en la piel, que será posteriormente perforada por medio de estiletes, a través de los cuales se absorberá la sangre gracias a una bomba faríngea. Su saliva está compuesta por sustancias anticoagulantes que facilitan la tarea.
Para su correcto diagnóstico es muy importante el uso de lámpara de hendidura. En la biomicroscopía se observarán lesiones de rascado palpebrales y lesiones violáceas cercanas a la base de las pestañas que se corresponden con las zonas de picadura.
Debemos tener un alto nivel de sospecha y buscar los parásitos, pues en muchas ocasiones permanecerán inmóviles y fuertemente adheridos en la interfase piel-pestaña, por lo que pueden pasar fácilmente desapercibidos o ser confundidos con una escama de una blefaritis anterior crónica. En ocasiones los parásitos contendrán sangre o heces en su tubo digestivo, que serán visibles dada la transparencia del insecto.
Su tratamiento no siempre es fácil. Se debe proceder a la retirada mecánica de todas los piojos, especialmente los adultos y las hembras, pues, en caso de dejar una sola hembra adulta fecundada, se producirá una recidiva en pocas semanas. Esto puede resultar una tarea muy laboriosa, ya que se encuentran fuertemente adheridos a las pestañas, siendo necesario en ocasiones cortar las mismas pestanas.
Su tratamiento también involucra una dosis de ivermectina, buena higiene en las pestanas, uso de vaselina para asfixiar el resto de los piojos, pomadas antibacterianas, crioterapia o con el Laser Argon.
